Puestos a escoger, a
mí me gusta más la improbabilidad que la imposibilidad, como a todo el mundo,
supongo. La improbabilidad duele menos, y deja un resquicio a la esperanza, a
la épica.
Que David ganara a
Goliat era improbable, pero sucedió.
Un afroamericano
habitando la Casa Blanca
era improbable, pero sucedió.
Que las Spice Girls
volvieran a cantar juntas, era improbable, pero también sucedió.
Nadal desbancando del
número uno a Federer.
Una periodista
convertida en princesa.
El 12-1 contra Malta.
El amor, las
relaciones y los sentimientos no se fundan una razón prudente, por eso, no me
gusta hablar de amores imposibles sino, de amores improbables. Porque lo
improbable es por definición, probable. Lo que es casi seguro que no pase, es
que puede pasar.
Mientras haya una
posibilidad, media posibilidad entre mil millones de que pase, vale la pena
intentarlo.
(Leído por ahí hace mil y rescatado de mi archivo. Creo que era el momento de sacarlo a la luz)
Gran entrada y gran blog Elena! me encanta leerte :D Sofía :P
ResponderEliminarSofía! Guapa! Gracias a tí por ser siempre tan cariñosa y especial! Un besico!
ResponderEliminarAy, qué bonico! No sabía que os habíais escrito! Me encanta! Las dos sois bonicas y especiales
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