domingo, 12 de mayo de 2013

Autoexigencias


Existe un momento en la vida de una persona en el cual, te das cuenta de que te estás haciendo mayor debido, a que cada día que pasa eres un poquito más exigente. Exigencia en primer lugar conmigo misma, que me conozco bien y adoro mi forma de ser (muy a pesar de algunos) y, cada día me exijo a mí misma no cambiar ni un ápice de mi personalidad y, seguir luchando por ser la tía tan auténtica que soy. Al mismo tiempo, me exijo también moderar mis defectos pero, nunca cambiarlos. Porque al fin y al cabo, mis defectos y debilidades son lo que forman mi verdadera esencia.

Es también en ese trance vital cuando, empiezas a ser más exigente en cuanto a amistades. Me hace mucha gracia la gente que presume de tener muchos amigos. Si llamamos amigos a esos con los que te tomas una cerveza el sábado y el lunes le tiroteas la espalda, mátame camión… A mí eso me da como un poco de miedo. Pues si, lamentablemente es algo más común de lo que parece. De sobra sabemos todos la teoría pero, la práctica ya es más complicada, ¿verdad? Que a una amiga no se la llama sólo cuando necesitas algo de ella y, el resto del tiempo que te den, guapa. Dame pan y dime tonto, diría mi abuela. Que a una amiga no se la llama cuando no te queda a nadie en tu agenda a quien llamar, no. Que a una amiga no se le baila el agua porque te encanta todo lo de ella y luego lapidas a la pobre muchacha. Eso es envidia, muy común; y que me da mucha penica las gentes envidiosas. Pero, yo les diría que lucharan por conseguir ser mejores y buscaran una motivación en la vida.

Hoy también voy a confesar que, con el tiempo me he vuelto muy exigente con las bromas de los que me rodean. Yo no sé si lo hacen por confianza, porque su mentalidad no les da para más o, si me pongo a pensar mal, para hacer daño. Una bromita vale, dos, tres pero, dos meses de bromas con lo mismo… ¿tan poco creativos sois? ¡Abrid esas mentes! Las únicas bromas que tolero son las de mí querido y amado blog que, todo el mundo se ríe del mismo (ignorantes) y nadie lo lee pero, a día de hoy 2.481 visitas en poco más de dos meses…¡¡¡gracias de verdad!!!

También os voy a admitir que me he vuelto más exigente con mis impulsos. Controlándolos, se entiende. Que ahora me muerdo la lengua, por educación, e intento dar la razón a los ignorantes; porque los ignorantes son por naturaleza muy felices. Y, yo no voy a ser esa que les saque de ese contento.

A estas alturas de vida he decido que sólo abro debate con personas de sentido común.

¡Un besico apretaíco!

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