Existe un momento en la vida
de una persona en el cual, te das cuenta de que te estás haciendo mayor debido,
a que cada día que pasa eres un poquito más exigente. Exigencia en primer lugar
conmigo misma, que me conozco bien y adoro mi forma de ser (muy a pesar de
algunos) y, cada día me exijo a mí misma no cambiar ni un ápice de mi
personalidad y, seguir luchando por ser la tía tan auténtica que soy. Al mismo
tiempo, me exijo también moderar mis defectos pero, nunca cambiarlos. Porque al
fin y al cabo, mis defectos y debilidades son lo que forman mi verdadera
esencia.
Es también en ese trance
vital cuando, empiezas a ser más exigente en cuanto a amistades. Me hace mucha
gracia la gente que presume de tener muchos amigos. Si llamamos amigos a esos
con los que te tomas una cerveza el sábado y el lunes le tiroteas la espalda,
mátame camión… A mí eso me da como un poco de miedo. Pues si, lamentablemente
es algo más común de lo que parece. De sobra sabemos todos la teoría pero, la
práctica ya es más complicada, ¿verdad? Que a una amiga no se la llama sólo
cuando necesitas algo de ella y, el resto del tiempo que te den, guapa. Dame
pan y dime tonto, diría mi abuela. Que a una amiga no se la llama cuando no te
queda a nadie en tu agenda a quien llamar, no. Que a una amiga no se le baila
el agua porque te encanta todo lo de ella y luego lapidas a la pobre muchacha.
Eso es envidia, muy común; y que me da mucha penica las gentes envidiosas.
Pero, yo les diría que lucharan por conseguir ser mejores y buscaran una
motivación en la vida.
Hoy también voy a confesar
que, con el tiempo me he vuelto muy exigente con las bromas de los que me
rodean. Yo no sé si lo hacen por confianza, porque su mentalidad no les da para
más o, si me pongo a pensar mal, para hacer daño. Una bromita vale, dos, tres
pero, dos meses de bromas con lo mismo… ¿tan poco creativos sois? ¡Abrid esas
mentes! Las únicas bromas que tolero son las de mí querido y amado blog que,
todo el mundo se ríe del mismo (ignorantes) y nadie lo lee pero, a día de hoy 2.481
visitas en poco más de dos meses…¡¡¡gracias de verdad!!!
También os voy a admitir que
me he vuelto más exigente con mis impulsos. Controlándolos, se entiende. Que
ahora me muerdo la lengua, por educación, e intento dar la razón a los
ignorantes; porque los ignorantes son por naturaleza muy felices. Y, yo no voy
a ser esa que les saque de ese contento.
A estas alturas de vida he
decido que sólo abro debate con personas de sentido común.
¡Un besico apretaíco!
Grandioso Elenita
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