sábado, 25 de mayo de 2013

Estás suspenso

Estoy cada día más convencida de que mi último ex ha sido el más bonico de todos. El que después de superar el luto, me llama y me dice: “Elenita! ¿un café?” y, a mí me encanta sentarme con él, y contarle y que me cuente y, que se nos pase la tarde, como nos pasó el pasado lunes, cuando quedamos para café y al final llegué a casa a las 9 y, es que cuando estás agustico con alguien el tiempo vuela.

Aprovechando que quedé con él, le puse al día con mis cositas y le conté lo mosqueada que estaba con un tío al que había conocido, su respuesta me encantó: “Tú mejor que nadie sabes que lo de ayer fue un negativo pero, como buena profesora, comprendes que un negativo no te hace suspender la evaluación”.

El problema llega cuando, después de un negativo, vienen unos cuantos más y, por si fuera poco, suspenden el examen. Ahí la cosa se pone difícil y ves que el pobre crio está más cerca del suspenso que del aprobado. Eso pasó. No había por donde coger ese examen. Un desastre.

Una vez suspenso el examen, valoras la evaluación: hay muchos positivos, porque empezó con ganas pero, algo pasó al final que hizo que se despistara. Los negativos vienen de la mano de whatshapps innecesarios, que yo no entiendo y, es entonces cuando no sé si cortarme las venas o dejármelas largas y preguntarme a mí misma “¿Qué he hecho yo para merecer esto?”. Es entonces cuando sale la chica borde que llevo dentro pero, ojo, mantengo las formas, me muerdo la lengua y medito: a ver, que estás suspenso, ponte las pilas en verano y ya veremos en septiembre pero, deja hacer ruido porque agotas mi paciencia y buen humor y, demasiado educada estoy siendo. Que yo no soy “la amiga de todos”, que por muy simpática que tenga la mirada, no hay necesidad de que gastes mi batería del móvil con mensajicos que nos llevan a ningún sitio. Que soy profesora, no animal de compañía, ¿vale? 

De nada.


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