sábado, 22 de junio de 2013

El escalón amor

Fue el pasado miércoles al salir de trabajar, mientras caminaba rumbo a mi coche, hacia repaso de los cuarenta y pico Whatshapps que tenía. Centré mi atención en la conversación con mi amiga Inma y, no puede contenerme, le conté que había quedado contigo. Lo cierto es que llevábamos casi tres semanas sin vernos y confieso que tenía muchas ganas… al mismo tiempo que le contaba a Inma nuestros planes para el jueves, me cortó rápidamente y me dijo algo que tardé en digerir, tanto que dejé escribir. Me subí en el coche y puse rumbo a Murcia centro. “Cuidado con el escalón amor, es invisible”, me escribió.

Seguramente no te habrás parado a pensarlo pero, es ahora, en el mes de junio cuando hace un año que empezó nuestra locura.

Jamás olvidaré nuestra primera cerveza y cómo me la propusiste, “¿Tienes algo que hacer ahora? ¿Me dejas que te invite a una cerveza?”, ¡MADRE MÍA! ¡¡QUÉ HACE ESTE SÚPER HOMBRE FIJÁNDOSE EN MÍ!!, pensé y, mi cabeza me decía: Elena, dile que no! Sabes que no!. Y fue ahí, en ese bar al que volvimos hace poco, donde empezó el año Indie.

No te voy a negar que nunca puse muchas esperanzas en esto, mi plan era pasar un verano guay, que lo fue y, además, inolvidable.  Lo que nunca imaginé es que la vida me iba a sorprender con un nuevo capítulo contigo, en otoño y en mi querida Murcia.

Los bares murcianos fueron testigos de nuestro buen rollo, de las cervezas apalancados en una cutre barra o aquel día que apareciste por sorpresa en el bar donde sabes que siempre estoy, me encontraste entre mucha gente y tu cara decía tantas cosas… o también la de veces que hemos bailado esa canción de Supersubmarina que tu odias y yo adoro. Las tardes de frío bebiendo quintos en un sofá y si el frío era extremo “Elenita, ¿tomamos un té?”. Inolvidable también aquella tarde en tu casa y ese café soluble espantoso que me preparaste pero, a tu lado sabía súper rico.

O ese día que te dije que quería dejarlo, que ya no más pero, volvimos a buscarnos sin permiso, porque en palabras tuyas: “Necesito en mi vida ese aire fresco que me das, esa sonrisa que no la apartas nunca de tu cara, esa carcajada, esa locura que llevas dentro, Elenita”

¿Hemos subido “el escalón amor”? Yo, no ¿y tú?


Un besico

domingo, 16 de junio de 2013

El verano que me espera

Que sí, que estoy loca de feliz, no lo voy a negar, ¡vuelvo a vivir a Murcia!

De sobra es sabido por tod@s mi amor a la capital del zarangollo, sus calles, sus gentes, sus bares, sus terrazas, su ambiente, sus parques, sus tiendas, su olor, sus sonrisas, TODO. Lo que no es tan conocido es mi intolerancia al calor murciano y a esos sudores que te dan cuando atraviesas la Plaza Belluga, tú tó puesta, subida a unos tacones y maquillada. O ese sofoco que sientes nada más salir de la ducha. Por no hablar del bochorno nocturno, que no te deja conciliar el sueño. Yo soy una enamorada de Murcia pero, de octubre a mayo. De ahí no pases.

Casualidades de la vida, del destino (quién crea en él) o por un golpe de suerte, me tengo que trasladar a vivir a Murcia en breve. He de reconocer que la idea me causa inquietud y certeza ya que, se me hace raro un veranico en la ciudad pero, pienso positivo y auguro que este verano puede molar mucho. Si la vida me ha puesto esto así en mi camino, por algo será. Yo estoy expectante. Ya lo he dicho mil veces, no me cierro puertas.
                    
Lo que no llevo tan bien es lo que está haciendo la gente de mi alrededor. Mientras yo voy a estar todo el verano en la ciudad y, emigraré a la playica los fines de semana; mis amigas no paran de hacer planes chulis. Las muy perris están planeando un viajecito a Barcelona, con todo tipo de visitas culturales y gastronómicas. Yo me quedo en tierra. ¡Que sepáis que no me dais envidia!

Este verano también me quedo sin mi semana en el pueblo, en Jérez del Marquesado. Eso sí que me molaba. Una semana alejada del calor murciano, en el fresco de la sierra granaína; disfrutando de los manjares que prepara mi abuela tales como: rin-ran de bacacalo, choto al horno o guisado de patatas y sepia. Me escaparé algún fin de semana en agosto, eso fijo.

Llevo muy mal pensar que este estío voy a pisar poco La Manga y, en concreto la casa de la familia Corví, que es como mi casa. Prometo algún finde escaparme y desconectar con ellos, con las archeneras y con Anica, que será mamá muy pronto. Llevo fatal no disfrutar de mi Mini Basi en la playa. Voy a llorar.

Se me hace muy cuesta arriba escuchar a mi madre decir que se quiere ir una semana de vacaciones a Canarias. Sin mí, evidentemente. ¿Y yo qué? Mamá, tu disfruta de Portmán, paséate y pesca mucho en el barco, ya iremos a Canarias en el puente de los Santos. Veréis  como se van y me quedo en tierra.

Para terminar, no os olvidéis de que en Murcia tenéis una chica fabulosa, que recibe con los brazos abiertos cualquier visita o invitación a cerveza o vino. ¡Murcia en verano puede molar mucho!

Un besico apretaíco

viernes, 14 de junio de 2013

Inseguridades

¿Os ha pasado alguna vez que antes de tomar una decisión necesitáis consultarlo con alguien? Y cuando digo “alguien”, hablo de coger a 3 ó 4 amigas, cada una de su padre y de su madre y, ponerte a darles la murga con tus pasos. Vamos, que eso de consultarlo con la almohada, ni fu ni fa. Y, si se trata de cuestiones con el sexo opuesto, llamar a tu amigo de confianza y muy experimentado y que te de su veredicto, por supuesto.

¿Y lo rallada que te quedas cuando los consejos u opiniones de tus amigas no son lo que esperas? ¡Agárrate que vienen curvas! ahí ya si que entras en estado de paranoia mental transitoria. Y es que, qué manía tenemos de estar molestando a los que nos rodean con nuestras cosas. Yo lo paso fatal, ojo. No por el hecho de estar molestando a mis amigas, ¡que para eso están! Si no, porque mi falta de seguridad me ha hecho perder muchas cosas en el camino y, ahora que miro atrás pienso “qué tonta fuiste, hija”.

¿Y la frustración que sientes por no haber intentado algo? Eso es lo peor, lamentarte de algo que nunca sabrás qué hubiera pasado si hubiera ocurrido.

Peor aún, cruzarte con un analfabeto emocional o, como diría mi amigo David, un veleta sentimental; ahí ya si que no te arrimes ¡que muerdo! Será que la cosa se está poniendo muy moderna y yo no termino de adaptarme pero, no me cuadran las nuevas masculinidades. En estos casos mi amiga Carmen Oliveros diría “la nueva masculinidad es ser unos cagaos” y, qué razón lleva la cría. ¿Qué está pasando?

He aquí un ejemplo que ocurrió hace unas semanas: Una amiga le pidió a un chico si le apetecía ir a la Filmoteca y, éste le dijo que no. Al día siguiente, hablando yo con él le pregunté: -¿Por qué no fuiste a la Filmoteca?. -¿Pero es que iba en serio?- me responde. No lo maté collejas porque me pilló sentimental.

Mi amiga Begoña, que vive en Londres, me cuenta cada historia donde se confirman estas nuevas masculinidades. Con su nuevo “anglo-amor” tiene aventuras para una enciclopedia. Por lo visto el tipo es duro de pelar y a la Begoñita, que no la torea ni Morante, deció dejarlo vía Whatshapp (eso es muy feo, Bego. Esas cosicas a la cara). No tardó ni 3 minutos el payo en coger un autobús desde la otra punta de London City para ir corriendo a la vera de mi amiga. A ver, so animal, ¿no pasabas de ella?


Empiezo a pensar que los difíciles de descifrar y complicados son ellos. El hombre simple ha dado paso al de mente retorcida e inestable. 

miércoles, 12 de junio de 2013

Sin poemas

A partir de hoy
voy a amarte con silencios, 
provocando ausencias
e inventando distancias;
desde hoy voy a amarte sin poemas,
con muy pocas acciones
y  escasas palabras...
a partir de hoy voy a amarte así,
como tú me amas.










Este poema llegó a mi vida en el momento justo para formar parte de él... 

martes, 4 de junio de 2013

Lo que no fue

Llevo un mes hormonalmente más tranquila. Será que se me ha pasado la efusividad del enamoramiento precoz o que simplemente me he cansado de esperar que me mandes un mensajico. Lo cierto es que estoy más serena y me lo noto. Aunque se me sigue acelerando la máquina esta que tenemos por corazón cuando te acercas, me hablas o simplemente me miras; mátame camión, es que tienes unos ojos que ya los querría yo para mí!

Menos mal que el ataque de amor de Semana Santa pasó a mejor vida. Borré tu número, algo que por cierto hago muy a menudo ahora. Hasta mi amiga del alma me decía hace poco “estás en un plan… que no te cuadra alguien y borras el número”. Pues sí, ¿de qué sirve tener un contacto en Whatshapp que nunca te va a escribir? Cosas innecesarias y que sólo sirven para atormentarte cuando revisas tu lista de contactos y, miras su foto de perfil y babeas cual quinceañera. Pues no, yo me niego. Y no quiero ni pensar para qué leche te apuntaste mi número, si ni siquiera me has mandado un maldito icono o un “¿qué tal el domingo? Si te aburres mucho podemos vernos”. Elena, baja, que eso no lo va a hacer.

Confieso que lo que más rabia me da es cuando imagino lo guay que podía haber sido nuestra mini historia, y digo mini historia o historia pequeña porque no esperaba estar mucho tiempo contigo. No por ti, sino por mí; me figuro que un tipo serio como tú habría aguantado muy poco a esta callejera que llevo dentro. Pero ese tiempo hubiera sido súper guay, me habrías alegrado un montón y sacado de esta rutina en la que estoy inmersa, en la que los días pasan y pasan y no hay nada que me sacuda el corazón. Que triste, joder! Y no quiero parecer egoísta pensando sólo en mí, yo también te habría dado vida, distracción, buenos momentos y alguna que otra locura…

No fue, pero quién sabe si será. Borré tu número pero tú el mío no…

(Escrito allá por el mes de abril. ¿Por qué lo publico ahora? No lo sé...)

sábado, 1 de junio de 2013

Conversaciones con Carmentica

Carmentica, Curro y la Princesa Minera. En Badulake,
la conocida noche de "las fresas"
Hollywood ha hecho mucho daño difundiendo el mito de que las mujeres sólo queremos compromiso”. Esa fue la grandiosa explicación que me dio mi amiga Carmen cuando le hablé de una “espantada” que sufrí recientemente. Todo esto venía porque ambas estábamos (y estamos) convencidísimas que los hombres piensan que somos nosotras las que ansiamos el compromiso, las que estamos ansiosas por formalizar el “asunto”… algo que por cierto me repatea ya que, no es así. Y si así lo fuera, la mayoría de ellos huyen, desaparecen o, lo que es peor, se esconden. Carmentica en este sentido diría: “la nueva masculinidad es ser unos cagaos”, ¡APLAUSOS! 

Lo cierto es que mi amiga y yo nos pegamos unas charletas por Whatshapp de campeonato. Hablar con ella es conversar con la sabiduría, la amistad, la positividad; una inyección de buenrollismo en la vena del brazo, el toque sexy de todos sus consejos y, sobre todo, su ética. 

Desglosando en partes, diría que es sabia porque nunca se equivoca. En una de nuestras conversaciones me decía “la maldición de ir depilada siempre se cumple”, ¡qué razón lleva!. Creo que no hace falta que explique en qué consiste dicha condena que, imagino que todas hemos padecido alguna vez y, nos ha invadido la rabia, y nos hemos retorcido de ira preguntándonos “¿Qué he hecho yo para merecer esto?”. Siempre te quedará el consuelo de que puedes ir a la playa y darle uso a esas 2 horas en la esteticien. 

Carmen es también una tía muy positiva, transmite confianza, seguridad y siempre te desvela el lado bueno de las situaciones por muy crudas que sean. Hace bien poquito le pregunté cómo le iba con su chico; me decía que más feliz no podía ser, que estaba con un chico detallista, maravilloso, muy bonico y, encima, buen amante. Me dijo: “hasta que la infelicidad nos separe”. No podía llevar más razón. Y yo me pregunto, ¿dónde se encargan los hombre así?. 

Hace unas semanas, comentaba con ella lo mal que estaba el mercado masculino, le decía que no encontraba al hombre que se adaptase a mis necesidades, que no es otra cosa que un rollo, sin compromiso pero, con ganas verme y de verlo yo a él;  porque ahora mismo huyo de “algo más”. Su respuesta me dejó en shock y fue tajante: “Elena, deja de buscar, que tú lo que te mereces es que te busquen

Gracias, Carmentica, por formar parte de vida. ¡Lo que La Merced ha unido, que no lo separe nadie!