¿Os ha pasado alguna vez que
antes de tomar una decisión necesitáis consultarlo con alguien? Y cuando digo
“alguien”, hablo de coger a 3 ó 4 amigas, cada una de su padre y de su madre y,
ponerte a darles la murga con tus pasos. Vamos, que eso de consultarlo con la
almohada, ni fu ni fa. Y, si se trata de cuestiones con el sexo opuesto, llamar
a tu amigo de confianza y muy experimentado y que te de su veredicto, por
supuesto.
¿Y lo rallada que te quedas
cuando los consejos u opiniones de tus amigas no son lo que esperas? ¡Agárrate
que vienen curvas! ahí ya si que entras en estado de paranoia mental
transitoria. Y es que, qué manía tenemos de estar molestando a los que nos
rodean con nuestras cosas. Yo lo paso fatal, ojo. No por el hecho de estar
molestando a mis amigas, ¡que para eso están! Si no, porque mi falta de
seguridad me ha hecho perder muchas cosas en el camino y, ahora que miro atrás
pienso “qué tonta fuiste, hija”.
¿Y la frustración que sientes
por no haber intentado algo? Eso es lo peor, lamentarte de algo que nunca
sabrás qué hubiera pasado si hubiera ocurrido.
Peor aún, cruzarte con un
analfabeto emocional o, como diría mi amigo David, un veleta sentimental; ahí
ya si que no te arrimes ¡que muerdo! Será que la cosa se está poniendo muy
moderna y yo no termino de adaptarme pero, no me cuadran las nuevas
masculinidades. En estos casos mi amiga Carmen Oliveros diría “la nueva
masculinidad es ser unos cagaos” y, qué razón lleva la cría. ¿Qué está pasando?
He aquí un ejemplo que ocurrió
hace unas semanas: Una amiga le pidió a un chico si le apetecía ir a la Filmoteca y, éste le
dijo que no. Al día siguiente, hablando yo con él le pregunté: -¿Por qué no
fuiste a la Filmoteca ?.
-¿Pero es que iba en serio?- me responde. No lo maté collejas porque me pilló
sentimental.
Mi amiga Begoña, que vive en
Londres, me cuenta cada historia donde se confirman estas nuevas
masculinidades. Con su nuevo “anglo-amor” tiene aventuras para una
enciclopedia. Por lo visto el tipo es duro de pelar y a la Begoñita , que no la torea
ni Morante, deció dejarlo vía Whatshapp (eso es muy feo, Bego. Esas cosicas a
la cara). No tardó ni 3 minutos el payo en coger un autobús desde la otra punta
de London City para ir corriendo a la vera de mi amiga. A ver, so animal, ¿no
pasabas de ella?
Empiezo a pensar que los
difíciles de descifrar y complicados son ellos. El hombre simple ha dado paso
al de mente retorcida e inestable.
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