Vista nocturna de la calle La Platería (Murcia) |
Por fin, ya de vuelta en la ciudad, he inagurado la
temporada de noches indies. Como no podía ser de otra manera, organicé todos
los planes para el reencuentro con los míos. Siendo habitual en estos casos y
con las ganas que tenía de murcianear, reservé mesa en una de las mejores
taperías de Murcia. El cuerpo me pedía levantar el ánimo pues, llevaba dos
semanas emocionalmente vacía y, tras un pequeño luto me dije: “que se muera el
que no me quiera”. No tengo yo muy claro eso de que no me quiera pues, en esta
dos semanas no hemos dejado de escribir y de predicarnos cuánto nos echamos de
menos. Si me echas de menos, ven a verme, gilipollas; le dije esta misma semana.
Es que joder, ahora sí, ahora no, pues ahora nene, que te
vayan dando.
Cuando salimos de mi tapería favorita, impuse un poco mi
ganas de ir al Bar Ocio, uno de mis locales favoritos del centro de Murcia.
Maravilloso lugar para escuchar buena mísica, risas y vicio por doquier entre
los sexos. 4 tercios de cerveza creo que bebí, o eso me iba diciendo uno de mis
amigos, cada vez que yo llamaba al guapo del camarero y le decía “ponme otro,
socio”. Mientras tanto, no dejaba de mover mi cabeza cual cobra, para ver si
allí te encontraba. Miré y remiré, y eso que hasta me pareció ver a uno de tus
colegas, pero ni rastro de ti. Se me hacía raruno estar en nuestro bar sin ti.
Mi mente perversa comenzó a girar y a malpensar, hasta un amigo mío me
preguntó; -“acha, a quién buscas?”
–“Yo????? A nadieee!!”. Me dio tal bajón que eché una bomba de humo. Ea, cogí
mi bolso con mucha dignidad y en menos de 3 minutos me planté en mi casa.
Que si, que ya lo sé, que no merece la pena amargarse por un
tío y, mucho menos por uno que no parece tener las cosas claras. Pero yo no voy
a ser de esas que van de liberadas por la vida, que matan el luto quemando
tacón y pintalabios. Yo prefiero vivir mi luto, mi pena y mis recuerdos. Yo
sola, en mi casa, con mi móvil y si es con un Kinder Bueno, mucho mejor.
Así, llegué a casa, me dí una ducha, pijamica y un poco de
cotilleo que había en la TV …
confieso que antes de llegar a mi hogar pasé por el chino a por mi Kinder. Mientras
España estaba en vilo por el polígrafo de la madre de la Campanario , yo
visualiza a la señora y, mientras tanto la mente me llevaba a situaciones pasadas súper bonicas: nuestro
primer viaje juntos...
Acurrucada en el sofá y con los ojos cerrados suena el
móvil. Un maldito whatshapp tuyo… “ábreme, estoy en tu
puerta”